Un vendedor de autos me sorprendió, me visitaba en mi trabajo y se encargó de todo: seguro, placas, etc. Solamente 2 veces visité la agencia: cuando fui a pedir informes (él me recibió con un café) y cuando me entregaron el auto (me tomó una foto) . Lo curioso al final es que el vendedor me confesó que no sabía manejar. Ya no me dió oportunidad de ver más opciones por el excelente trato y constante comunicación.
Aunque sea la misma marca, a veces entre una sucursal y otra varía la calidad del servicio. Me imagino que depende más del gerente. También a nivel de personas, en especial me ha pasado en los restaurantes que recuerdan lo que me gusta pedir y hasta mi nombre.
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