¿Eres un estudiante del colegio? Quieres emprender, pero ¿crees que tu edad no es la adecuada? ¿Tienes un sueño y no sabes por dónde comenzar? Este artículo te puede servir.
Hace 3 años y medio, Juan David Almansa y yo estábamos en medio de un salón de clases y sentíamos que no pertenecíamos a la cotidianidad. Teníamos ideas, debates y constantes discusiones sobre diferentes problemáticas a nivel mundial. Uno de esos días, estábamos teniendo una discusión interesante de esas que parecen no llevar a ningún lado. En medio de la discusión me surgió una idea. Qué pasaría si las personas pudieran ayudar al medio ambiente con acciones de su vida cotidiana. Él me siguió el juego y esa noche creamos un pequeño website. Abordamos el Titanic sin saberlo.
Influenciados por un viaje a San Francisco que ambos habíamos realizado, nos sumergimos en un mar de ideas en el cual todos veían cuadrados y nosotros veíamos formas que aún no tenían nombre. Empezamos a sentirnos únicos en un cardumen de gente. Y fue ahí, después de docenas de olas golpeando nuestra cabeza que eventualmente aprendimos a surfearlas. Logramos empezar a entender que la gente lo que quería era una manera fácil de ayudar a la tierra.
Sin saber de programación en lo absoluto, con muchas ganas de ayudar y tratando de seguir nuestro instinto, logramos contratar al primer desarrollador de Treelife. Empezamos a ir una vez al mes a las altas montañas de Huasca a plantar árboles. En cada ida nos suceden aventuras maravillosas y fuimos compartiendo cada anécdota, hasta crear una comunidad muy activa en redes sociales. Empezamos a llamar a todas las personas que conocíamos y a contarles sobre nuestro nuevo proyecto. Entre esas personas conocimos a nuestro primer mentor: Felipe Mejía, el CEO de agua “Siembra”, una empresa de venta de agua para plantar árboles, que empezó a ayudarnos. Tener un mentor cuando uno empieza es crucial.
Cuando trato de estar a cargo de mi vida e inspirar a otros, a menudo necesito ayuda, especialmente cuando aquellos a quienes intento inspirar son mayores que yo. Conocí a Felipe, el director general de “Siembra”, a través de una fusión empresarial. Pero descubrimos que se graduó de mi escuela secundaria en 2006.
La historia de Felipe es única porque dedicó su carrera al planeta, a pesar de las opciones que tenía para perseguir negocios más rentables. Parece que su dedicación a la tierra le ha retribuido con conexiones increíbles en su vida diaria. Una vez vi una metodología de reforestación en las noticias, así que lo llamé y al instante me dijo: “¡No me lo digas! ¡Yo también lo vi! ¡Necesitamos implementar eso! "
El valor de la orientación es poder tomar la experiencia de otra persona y combinarla con sus pensamientos y ambición de crecer mucho más rápido. Gracias a Felipe aprendí que a veces necesitas seguir soñando aunque nadie crea en lo que estás haciendo. He aprendido a detenerme y pedir ayuda cuando me encuentro en situaciones que nunca he enfrentado. Nuestras conversaciones han sido cruciales para cambiar mi forma de ver a largo plazo. Felipe se transformó de socio comercial a maestro. Reforzó el hábito de pensar para que todos ganen y, por lo tanto, crezcan mucho más rápido. Esa transformación me hace ver los negocios como ayudar a personas que no conoces, a cambio de aquellos que no te conocían y que te ayudaron.
Fue un camino largo, lleno de dificultades y muchas horas de trabajo.
Si la vida fuera como navegar un barco, a nosotros nos tocó aprender a navegar un buque de carga sin saber nadar y a los 15 años. Comprendimos que las oportunidades no se encuentran, se crean. Es un proyecto que iniciamos por diversión y se suponía que nos alejaría de nuestra zona de confort, pero se ha convertido en una de las cosas más importantes de mi vida y la de todo el equipo.
Treelife nos ha brindado grandes momentos, desde reuniones interminables en todo el mundo hasta días de reforestación que aún me ponen nervioso por la incertidumbre y el peligro. Treelife ha impactado a toda una generación de jóvenes en América Latina y estamos orgullosos de cómo generamos conciencia y llegamos a países como Chile, Argentina y Perú.
Una vez escuché a Simon Borrero (CEO de Rappi) decir que las empresas logran product market fit cuando los fundadores van a una barbacoa y la gente solo les habla de lo felices que están usando sus productos. Yo pienso que el product market fit muchas veces está en la mirada de tus familiares. Pienso que en eso que nos da miedo está el camino y estoy convencido de que el emprendimiento es una cuestión de fe. Sueña grande y emprende desde pequeño. También te invitamos a explorar grandes recursos como el lienzo Lean Canvas.
Curso de Emprendimiento para Jóvenes