Saber manejar las emociones no es una tarea fácil y cuando emprendes te enfrentas con días buenos y malos que te retan como ser humano y como profesional. Gestionar las emociones no solo sirve para tu vida personal, sino que es un componente clave en la toma de decisiones de negocio; te ayuda a no rendirte antes de tiempo y a evitarte gastos innecesarios llevados por el entusiasmo.
En charlas con emprendedores regionales de la cultura, arte y tecnología recopilé aprendizajes y recomendaciones para encaminarnos a esa inteligencia emocional, entendiendo que cada uno tiene retos particulares y que no existe una única fórmula para enfrentarlos. Como una de ellas lo dice, al final emprender es “aprender a descansar, no a renunciar”.
¡No huyas de tus emociones, conviértalas en tus aliadas con estos cinco tips!
- Ten criterio propio
La emocionalidad debe ser utilizada a tu favor. Aprende a confiar en ti cuando estas diseñando o ejecutando algún proceso, ya sea porque decides que podría o no funcionar.
Todo lo que te rodea te puede hacer dudar: los comentarios de la gente, las tendencias en redes, el mercado local, la pandemia, ¡todo! La clave es construir tu propio criterio de manera sólida para que no se desmorone fácilmente ante las opiniones de terceros. Al final, se trata de confiar en ti mismo y en lo que eliges.
- Potencia la creatividad
Sé intuitivo y mantente atento a lo que sucede alrededor de tu emprendimiento. Ser sensible frente a lo que percibes y dejarte atrapar por esa realidad te da el principio de la creatividad. La empatía de la que tanto hablamos, al final, es aprender a escuchar para identificar y crear nuevas oportunidades.
- Crea redes de apoyo
No siempre vas a tener la respuesta correcta a los retos que te impone el mercado. Acude y déjate guiar por personas con experiencia. Conviértelos en tus aliados.
Los fracasos son parte del proceso de aprendizaje durante el perfeccionamiento de tu producto o servicio. Al seguir nuestros instintos debemos reconocer que somos susceptibles a equivocarnos, pero, cuando esto te suceda, recuerda que nadie tiene todo ganado de entrada y que no estás solo en el camino: encuentra una sociedad efectiva en estos aliados, pues siempre vas a necesitar rodearte estratégicamente.
- Cree en ti
No permitas que el entusiasmo te haga quedar como un principiante. Asume los retos, como el de vender tu proyecto, marca o servicio a grandes ejecutivos, demostrando tu confianza desde la experiencia y con cifras que sustenten tus puntos. Recuerda que nadie conoce mejor tu negocio que tú mismo. La idea nació de ti.
- Sé constante y fiel a tus principios
Los proyectos exitosos lo son, en parte, por el grado de satisfacción personal que generan. Cuando el producto final refleja lo mejor de ti en cada paso de creación, se siente el esfuerzo y se evidencia tu sello propio
¡Enamórate de tu negocio!, siéntete orgulloso y sueña en grande, pero siempre ten un polo a tierra: una idea de negocio clara y con planeación. Recuerda que debes ser flexible, pero, al mismo tiempo, disciplinado.
En conclusión, emprender es una aventura difícil y de orgullo que se traza en un proceso largo y retador. Para lograrlo debes respetar los tiempos que demanda esta tarea; ser ordenado, tener enfoque y convicción en tu talento y proyecto. En este camino encontrarás dudas y vacíos, pero la clave es que aprendas a disfrutar el recorrido y recordar de lo que eres capaz.
Te invito en este proceso de descubrimiento, a que compartas experiencias reales y cercanas en los comentarios de este artículo y, por supuesto, a que sigas aprendiendo con este Curso de Liderazgo Empresarial pensado para ti.
Curso de Liderazgo Empresarial