Erika aprendió a programar para enamorar al Líder de Educación en Platzi, David Aroesti. Fue presa del “efecto Aroesti”, que consiste en el superpoder de Dave para atraer a los estudiantes y a cualquier persona, cada que habla de un tema. Te reto a ver su curso sin enamorarte de sus explicaciones.
El amor se compone de tres factores, de acuerdo con Enrique Rojas, director del Instituto Español de Investigaciones Psiquiátricas:
- La admiración
- La atracción física y psicológica
- La necesidad de compartir el tiempo
A veces, por admiración y por la necesidad de compartir el tiempo, aprendemos cosas nuevas.
“La forma que yo encontré de acercarme a Dave fue aprendiendo a programar. Le enviaba artículos de Frontend. Él quería pasar tiempo conmigo, porque creía que hablábamos de las mismas cosas, aunque yo al inicio no sabía qué eran”, confiesa Erika Luna, community relations en Platzi.
El camino del aprendizaje es un camino difícil. Duro. Y hace falta la motivación adecuada para llegar a él. En ocasiones puede ser encontrar un trabajo nuevo, ganar más dinero y, por qué no, el amor.
Hablando con diferentes miembros del Team Platzi, me di cuenta que muchos aprendieron algo nuevo motivados por amor.
Christian Van der Henst, fundador de Platzi, me contó que cuando tenía 20 años aprendió Movie Maker para hacerle videos románticos a su enamorada y la técnica le funcionó bastante bien. Claro que si quieres replicarla hoy, mejor usa Premiere o After Effects.
También por amor, aprendió a cuidar mascotas y administrar mejor su tiempo . Incluso, aprendió Windows Serverless…
Por amor a la comunidad, añadió después. El amor tiene varias formas, no lo juzgo.
Yo, por ejemplo, aprendí a ahorrar por amor. Mi ex y yo planeamos un viaje a Japón. Aunque yo ganaba más que él, siempre llegaba al final de la quincena con menos dinero.
Para lograr nuestra meta, mi ex me enseñó a manejar mejor mi dinero y después de unos meses y de grabar el Curso de Finanzas para el Futuro , me convertí en una experta para invertirlo.
Hay relaciones que terminan bien, como la de Erika y David que ya tienen 5 años juntos y recientemente se mudaron a Bogotá para empezar nuevas aventuras.
Y hay otras relaciones que terminan mal, como la mía. Y aunque con mi ex ya no iría ni por tacos, le agradezco todo lo que me enseñó.
Me quedo con los buenos ratos y con la cartera llena antes de que la quincena acabe. Las personas se van, pero el aprendizaje al que nos aferramos por amor se queda.
¿Y tú, qué aprendiste por amor?
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