Que la solución no se convierta en tu problema

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Cuando lideras una empresa o un proyecto, la mayor seguridad que puedes tener es creer firmemente en la dirección que le estás dando y luchar porque se cumpla, asegurándote de tener un visión clara de negocio. Sin embargo, esa seguridad por tus ideas, o por aquellas que representas, no te deben nublar: es importante procurar que la pasión no te limite a calcular los riesgos o abrir tu mente a nuevas soluciones.

Una frase que seguro conoces es: "Enamórate del problema, no de la solución”, que en repetidas ocasiones hemos escuchado de Uri Levine, cofundador de Waze. Él nos recuerda que, al enfocarnos tanto en un producto o servicio, podemos estar perdiendo el mejor panorama de soluciones y esto puede resultar en un fracaso imprevisto y ciertamente indeseado.

💡 No confundas el creer estar resolviendo un problema con empeñarte en una solución.

¿A quiénes quieres llegar?

Paradójicamente cuando tu intención es resolver un problema, ésta no debe ser tu principal preocupación. De hecho, lo ideal en este momento es que te obligues a pensar en el impacto hacia tu público: ¿Cómo le afecta ese problema y cuáles beneficios genera la solución del mismo?, esto entendiendo previamente el contexto del problema para tener mayor claridad de por qué esa es la mejor alternativa por encima de otras posibilidades que tengas sobre la mesa.

En contraste, el público sí debe enamorarse finalmente de esa solución para que sea el principal vocero de tus progresos: deja que ellos sean el reflejo de tu proyecto, empresa o idea; los embajadores de tu marca.

Al hacerlo, logras un análisis plural y profundo. Piénsate por un momento en esta situación simple: aquella en la que estabas enamorado de alguien y cometiste un error grave con esa persona. ¿Qué hiciste? Imagino que una especie de radiografía analítica, no solo de la situación sino de la persona, y planteaste una variedad de acciones de perdón para elegir la mejor opción con base en la posible reacción de quien querías. El resultado es un riesgo, claro está, pero bien vale la pena el esfuerzo.

Esta misma lógica la puedes aplicar a tu dinámica empresarial diaria: ¿Cuál problema o situación requieres resolver? ¡Trabaja en ello!

Ten claro lo que haces y por qué lo haces. Esto abrirá tu panorama y, aunque seguramente llegará con tropiezos o fracasos, recuerda que el mundo es para los que se atreven y hacen todo para que las cosas sucedan.


¿Qué no debes olvidar?

  • Enamorarte del problema significa entenderlo, y hacerlo entender; es decir, saberlo vender a tu equipo, jefes, proveedores, inversionistas o aliados.
  • Como te he sugerido en otros blogs, siempre testea tus ideas y posibles soluciones. Antes de hacerlo puedes crear un equipo de expertos que te orienten.
  • Pero eso sí… hazlo rápido. No esperes a tener una idea que consideres perfecta para lanzarla al público. Experimenta y valida.

Impulsarte a iniciar por la base, el problema, y enfocarte en ello para asegurar visiones amplias de soluciones te lleva a consolidar modelos horizontales y colaborativos en tu dinámica de trabajo y acciones.

Y ya que todo inicio es esencial, te invito a ver el Curso de Business Model Canvas que te guiará en cómo estudiar a tu público y a establecer una propuesta de valor hacia la mejor experiencia.

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