Durante casi dos años estuve viviendo en San Francisco, donde las conversaciones sobre startups, blockchain y paseos a Lake Tahoe son tan comunes como el olor a marihuana, la gente sin casa y las jeringas de heroína por las calles. En esta ciudad de abismales contrastes conocí a latinos muy extraños, desde una comunidad de 70 mil yucatecos que trabajan en las cocinas hasta un emprendedor argentino que quería respaldar su ICO con Real State en Buenos Aires. Muy extraños todos.
Extraños en un extraño lugar donde un pan tostado con aguacate cuesta $6 USD o $111 MXN (con eso compras dos comidas corridas con agua de jamaica incluida) o $17,000 COP (con eso te compras 17 aguacates de a mil y te dan ñapa).
Inmigrantes trabajadores quienes, por alguna razón que no comprendo, trabajan acá, en la ciudad con el costo de vida más alto de USA. La mano de obra migrante siempre han sido el motor de Estados Unidos, fuerza a todos.
Cocineros yucatecos de los restaurantes más cotizados de SF (Para los que hay fila)
A esta ciudad llegan profesionales de todas partes del mundo. Algunos, como Jeduan Cornejo, aplicaron a sus puestos desde su país, pasaron ciertos filtros y entrevistas y ahora están viviendo en San Francisco. También otros como Hirlim Inojosa, quien llegó desde Venezuela buscando oportunidades y gracias a su carrera, talento y sobre todo su Marca Personal en LinkedIn logró obtener un empleo en Tesla.
Sólo algunos de los grandes talentos que conocí en SF y que además siempre buscan formar comunidad.
Este raro individuo tiene una idea, se gasta sus ahorros, pide prestado a familiares y amigos, hace una campaña de crowdfunding, contrata gente (despide gente), crea un gran equipo y cuando por fin logra tener un producto medianamente validado —o no— se arma de valor y compra un vuelo a San Francisco.
Sólo algunos de las decenas de emprendedores Latinos que conozco y admiro
Lo primero que hacen es hablar con otros emprendedores que ya lograron ganarse la confianza del Valle y obtuvieron financiamiento. Después de muchas, muchas reuniones e intercambio de emails ya están listos… listos para tener más reuniones, esta vez con personas que están dispuestas a aportar el capital inicial para lograr el sueño.
No siempre el camino es así. Hay quienes aplican a programas de aceleración como Y Combinator y una vez que logran entrar (lo cual es otra historia por sí sola) entonces ya están listos… listos para las reuniones.
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Es así como gracias a un sueño, un producto, un equipo y muchos no, muchos claro que no, y pocos sí , es que lees noticias como: "Platzi levanta US$ 2.1 M:…”
Un aplauso y mi reconocimiento a todos los emprendedores que he conocido en San Francisco. No dejen de ser raros porque de ustedes es el reino de los IPOs.
Empresas de todas partes de Latinoamérica vienen a la bahía californiana en búsqueda del capital para lograr el sueño. Pero, ¿por qué aquí sí y allá no? O acá no y allá sí, dependiendo de donde estés.
Los inversionistas en Silicon Valley buscan sueños. No importa si tienes 16, 30 o 60, mientras tengas una gran idea, puedas reunir a un equipo capaz y muestres perseverancia, el valle proveerá. Y no es por buena fé. Es porque se ha demostrado que el modelo funciona y todos los inversionistas quieren tener acciones de la siguiente gran empresa que salga a la bolsa. Todos quieren su 1% (mínimo) de la próxima 1 billion dollar company.
Mientras que en nuestros países un traje, corbata y años de experiencia son más valiosos que tu MPV, tu equipo y tus métricas, en Silicon Valley dan la bienvenida a los soñadores y se suman al riesgo que corres al emprender. Y no sólo te aportan fondos, también son mentores y asesores durante tu camino.
Esta mentalidad meritocrática no se queda en nivel Emprendedor-Inversionista sino que también penetra dentro de las startups del Valle, las cuales no tienen horarios ni tienen días estrictos de vacaciones, sólo hay metas, objetivos y un gran sueño en común.
Mentores. Si eres un emprendedor que ha pasado por etapas de éxito y fracaso en el mundo de las startups en latinoamérica, siempre dedica algo de tu tiempo a enseñar lo que sabes a otros. Por lo que he visto, el retorno de esta inversión de tiempo es invaluable. Por supuesto, si quieres emprender, busca mentoría.
No esperes que las condiciones gubernamentales y burocráitcas de tu país estén a tu favor. Nadie te debe nada. La naturaleza del emprendedor es nadar contra corriente. En palabras de Martín Varsavsky:
Los emprendedores preferimos caminar por la selva con un machete a caminar por un camino asfaltado y ser uno más.
Asume que las condiciones son adversas y supéralas.
Nos vemos en Ciudad de México, me dijeron que allá también hay gente bien rara y quiero ir a contar sus historias a la comunidad de Platzi.
Increible!