Condicionamiento Clásico

Clase 22 de 38Curso de Gamificación 2018

Si bien los juegos tienen un gran poder intrínseco para motivar a realizar una acción y por consecuencia la Gamification para cambiar patrones de conducta, gran parte de nuestro comportamiento en la sociedad está regulado por el condicionamiento clásico. Es importante tener en cuenta el condicionamiento clásico, ya que también los juegos no son meramente intrínsecos, ya que siempre hay outcomes (resultados a partir de nuestras acciones), entre los que se incluye una recompensa o algún otro factor extrínseco.

Dado que el jugar es un excelente móvil para el aprendizaje y un juego es un sistema progresivo, se pueden también a través de un juego o un sistema Gamificado reforzar conductas. Es por eso que para diseñar juegos y por consecuencia Gamification, es importante entender el condicionamiento clásico.

Este proceso de aprendizaje y regulación de comportamiento fue originalmente desarrollado por el ruso Ivan Petrovich Pavlov, en donde proponía el comportamiento de una persona (o un animal) se podría controlar a base de estímulos, con su famoso experimento homónimo “El Perro de Pavlov”. Esto enseñando a al sujeto que una acción específica tendrá como una consecuencia particular (estimulo), de esta forma condicionando al sujeto para que tengan un conocimiento a priori (antes de realizarla la acción).

Existen cuatro tipos de estímulos, de acuerdo a que si se quiere incrementar o disminuir una conducta sin importar que esta tenga una connotación “positiva” o “negativa”. A continuación, vemos los tipos de refuerzos con el condicionamiento con la que se educan muchas veces a los niños:

Para aumentar una conducta

  • Refuerzo Positivo.- Al sujeto se le proporciona algo “bueno” (con una connotación positiva para este), después de realizar una acción que queramos que SÍ se repita. Ejemplo: Se le promete al niño darle un regalo si obtiene una buena nota. Así, se trata de aumentar su conducta positiva con un refuerzo.

  • Refuerzo Negativo.- Al sujeto se remueve algo “malo” (con una connotación negativa para este), después de realizar una acción que queramos que SÍ se repita. Ejemplo: Se le promete al niño que no tendrá ayudar a asear la casa si obtiene una buena nota. Así, se condiciona su buena calificación a no tener que realizar o enfrentar una acción o suceso “malo”. Así, se trata de aumentar su conducta positiva con un refuerzo.

Para disminuir una conducta

· Castigo Positivo.- Al sujeto se le proporciona algo “malo” (con una connotación negativa para este), después de realizar una acción que queramos que NO se repita. Ejemplo: Se le promete al niño que estará castigado y no saldrá a jugar si vuelve a portarse mal cuando haya visitas en la casa. Así, se trata de disminuir su conducta negativa con un castigo.

  • Castigo Negativo.- Al sujeto se le quita algo “bueno” (con una connotación positiva para este), después de realizar una acción que queramos que NO se repita. Ejemplo: Se le promete al niño que estará castigado y no verá televisión si vuelve a portarse mal cuando haya visitas en la casa. Así, se trata de disminuir su conducta negativa con un castigo.

El condicionamiento es importante y funcional, sin embargo, hay que tener siempre varias consideraciones para que sea efectivo:

  • Adaptación estímulos: Los sujetos con el paso del tiempo se van a adaptar a los estímulos, por lo que cada vez estos van a ser menos efectivos para aumentar o disminuir la conducta. Eso llevará a que cada vez se tenga que incrementar la intensidad del estímulo para que tenga efecto. Regresando al ejemplo del niño con el Refuerzo Positivo, el regalo que se le dé por obtener una buena calificación cada vez tendrá que tener “mayor relevancia” o significado para él. Por eso se recomienda, tenga una rotación de estímulos entre el Castigo Positivo y el Refuerzo Positivo, y entre Refuerzo Negativo y Castigo Negativo.

  • Intensidad: La intensidad es el valor de equivalencia o correlación entre la acción realizada y el estímulo que tiene como consecuencia. El estímulo puede ser desproporcionado – de mucho o poco valor – con respecto a la acción. Para determinar la intensidad justa, es importante considerar el umbral de percepción que es la intensidad mínima por la que un sujeto realizará la acción a priori. Siempre hay que partir desde el umbral de percepción y a partir de ahí ir incrementando la intensidad.